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viernes, 9 de enero de 2015

Abrazar, un gesto saludable.

Cuando doy un abrazo, también estoy recibiendo un abrazo. Dar, es recibir, y en la imagen del abrazo lo vemos con total claridad.



Cuando abrazo y me abrazan, siento algo especial y a la vez tan sencillo como las respiraciones acompasadas, la calidez de ser acogida. Siento que es un buen lugar para quedarme, me siento en casa.

Algunas personas me dicen que no les apetece abrazar a un desconocido, que solo abrazan a las personas queridas.  Según mi experiencia, cuando te abres y te entregas, las cosas funcionan de otra manera, porque el juicio desaparece. Yo me he encontrado delante de una persona, que a priori, por mis prejuicios, no me apetecía abrazar ni nada parecido; después de unos segundos mirándonos a los ojos, gracias a una mirada limpia y sin juicio, de un momento para otro había cambiado mi percepción y me nacía el deseo de abrazarla.
Cuando hay entrega, el afecto surge aparentemente de la nada. Al mirar sin juicio me doy cuenta de que la persona a la que estoy mirado es igual que yo, que nada nos diferencia ni nos separa.

La biodanza nos ayuda a que los abrazos formen parte de nuestra vida cotidiana.

Abrazar y recibir abrazos nos hace sentir tan bien que se han hecho estudios científicos sobre sus efectos y se ha comprobado que los abrazos protegen nuestro organismo.

Aquí podéis leer un artículo publicado en  Muy interesante: "Los abrazos protegen contra los virus"

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