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Tu primera clase


Si quieres participar en una clase de biodanza, el único requisito imprescindible es tener movilidad, pues se trabaja con el movimiento del cuerpo.

Si es la primera vez, te diría que vayas dispuesta a lo que surja. A entregarte a lo que suceda. A experimentar la vivencia. En una clase de biodanza no hay juicio, ni hacia uno mismo ni hacia los compañeros. Puedes sentirte libre para moverte.
Como en casi todo en esta vida es recomendable no tener expectativas, pues las expectativas suelen interferir en nuestras experiencias. Ir abierto es lo ideal.

Sí te puedo dar consejos prácticos.
.- La biodanza se hace descalzo. También puedes usar calcetines.
.- Lleva ropa cómoda que no limite tus movimientos.
.- Si estamos en una época fría del año, te recomiendo llevar una prenda extra por si en algún momento durante la clase sientes fresco.
.- No es necesario tener experiencia en ningún tipo de danza. Cada uno utiliza su propio movimiento natural.
.- En una clase de biodanza estamos cien por cien en la experiencia, evitando que estímulos exteriores nos saquen de nuestro estado de atención plena. Por tanto no hay móviles en la sala, ni botellas de agua, ni relojes. 

Aunque las herramientas básicas en biodanza son la música y el movimiento, no se trata propiamente de un baile. Con saber cómo mover tus brazos, tus pies, tus piernas, ... , ya lo sabes todo.
La biodanza es la danza de la vida. Si estás viva puedes biodanzar.

En una clase de biodanza se construye un camino que facilita el encuentro con el otro. El vínculo surge con la sencillez que da la entrega de cada participante. Cuando te entregas a la vida, la vida responde.

 El trabajo en biodanza es dirigido, más no prescriptivo, es decir, el facilitador muestra un ejercicio para dar una idea del tipo de movimiento que se busca, y luego, cada alumno se moverá según sienta la música. Se hacen ejercicios solos, en parejas y en grupo. Las herramientas que se utilizan son: la música, el movimiento, el canto y el silencio. Cada ejercicio está pensado para realizar un trabajo determinado y las músicas están seleccionadas específicamente para cada ejercicio. Ya sabéis, la música suele llevarnos a un estado emocional y el movimiento contribuye a ello. Un dato importante es que no se habla, al hablar entra en funcionamiento la parte racional del cerebro y se pierde la esencia de la biodanza que es vivenciar cada momento, sin que la mente entre a desbaratarlo todo.
 Cuando participamos en una clase, nos entregamos a lo que surja, sin prejuicios ni juicios de lo que ocurre a nuestro alrededor. Y cuando nos entregamos estamos abiertos tanto a dar como a recibir, de manera natural y sin esfuerzo, y la experiencia es muy bonita.
 De todo lo que os puedo contar sobre biodanza, lo mejor que os puedo decir es que lo probéis. Y como tener expectativas no suele dar buen resultado, lo ideal es ir abierto a lo que venga, incluso sin saber muy bien dónde te estás metiendo.

Si tienes alguna duda puedes consultarme aquí

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