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viernes, 5 de septiembre de 2014

Biodanza para celebrar mi cumpleaños


Mi último cumpleaños lo quise celebrar de una manera especial. La idea me surgió seis meses antes de que llegara la fecha, mientras participaba en una clase de biodanza. De pronto sentí el deseo de estar haciendo aquello con mi familia, y hacerlo para celebrar mi cumpleaños me pareció genial.
Faltaba mucho tiempo, así que estuve elaborando y re-elaborando el borrador de la carta que les enviaría. En realidad fue un email, pero me gusta expresarlo así, tiene un sabor más romántico. Si, un email era lo más práctico, pues mi familia está diseminada por el territorio español y un poco más allá.  Mis pensamientos anduvieron inquietos  ideando cómo hacer la propuesta para que les resultara sugerente y también anticipando y elucubrando sobre sus posibles respuestas.
A mí me hacía mucha ilusión que vinieran todos, padres, herman@s, cuñad@s, sobrin@s, pero lo cierto es que no las tenía todas conmigo.
Podía no apetecerles, podía no venirles bien viajar hasta Madrid, podía...
De la biodanza, suelo decir que es una actividad de intimidad en grupo, y ahí estaba yo, con todos mis prejuicios en marcha,  a punto de pedirle a mi familia que compartiera esa intimidad. A algunos los veía claramente participando, a otros me costaba imaginármelos. Aún así, quería invitar a todos, no quería que mis prejuicios limitaran la experiencia.
Propuse a Sonia que llevara la clase y aceptó el reto. Ahora quedaba decírselo a la familia.

Tuve momentos de pánico, ¿dónde me estaba metiendo?.¿Y si aquello explotaba por algún lado?.  Seguí adelante. La decisión estaba tomada y nada me iba a detener. Mi deseo profundo era hacerlo, no iba a dejar que unos miedillos me paralizaran.
Esperé a que faltara un mes para proponérselo. Consideré que era tiempo suficiente para que cada uno hiciera sus planes y me incluyera en ellos si así lo deseaba.
Les pedí como regalo de cumpleaños que compartieran conmigo una clase de biodanza.  Y esperé.
Algunos rápidamente se apuntaron, lo que me llenó de alegría. Otros, por motivos varios, tardaron en confirmar su asistencia. Yo esperé con más o menos impaciencia la respuesta de cada uno. Algunos no pudieron venir, y otros, los menos, decidieron no participar, y aunque sentí su ausencia, lo respeté.
La experiencia fue inolvidable. Tuvimos momentos muy emotivos, reimos, lloramos y nos sentimos cerca. Para mí, sentir la cercanía de todos ellos fue lo mejor. Todos estuvieron de corazón. ¡La biodanza lo hace tan fácil!

¡Gracias familia! Espero poder repetir, cualquier excusa será buena.


Si queréis disfrutar de una celebración o evento con el grupo que os apetezca, podéis consultarme.  

1 comentario:

  1. Creo que en su momento ya te di las gracias, pero ahora, que acabo de entrar en el blog y de leer lo que has escrito te las vuelvo a dar, gracias por invitarnos a compartir esa experiencia, que para mi fue estupenda y maravillosa. Un abrazo biodancero.

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