La biodanza es integración

Somos seres sociales por naturaleza, pero el entorno, con todas sus tecnologías, nos lleva cada vez más a la individualidad. 

Con la biodanza, retomamos de manera sencilla y natural el encuentro con el otro. La comunicación es real y directa: nos miramos a los ojos, nos abrazamos, nos damos la mano. Una mirada sin juicio, transparente, teniendo cerca a la otra persona, crea un vínculo infinitamente superior a todos los whatsapp imaginables. 

Somos seres sociales por naturaleza y tenemos la necesidad de la comunicación y la cercanía, pero a veces llegamos a un punto de aislamiento desde el que no sabemos cómo retomar el camino hacia el otro. La biodanza nos lo hace mucho más fácil. Al crear un espacio sin juicio, nos sentimos libres de expresarnos, de movernos e interactuar, llegando así a la integración con el grupo y a darnos cuenta de que somos parte del mismo, que no estamos solos.

En nuestra sociedad, es muy habitual dar prioridad a lo mental, dejando de lado lo emocional y lo instintivo. Con esta disociación se rompe la unidad que originalmente somos. La biodanza nos ayuda a recuperar esa unidad integrando los tres centros: mente, emoción e instinto. Esta integración lleva armonía a nuestra vida y eso nos produce bienestar.